Hoy empezaré con mi viaje que más me ha gustado de los que he hecho, Marruecos.
Este Viaje lo hice con mis padres y mi hermano. Para este viaje decidimos ir a una agencia de viajes, ya que era la primera vez que salíamos de la Unión Europea.
Con la Agencia no tuvimos ningún problema, de hecho todo salió a pedir de boca.
Salimos desde León hasta el Aeropuerto de Villanubla en Valladolid, y cogimos el avión a Marrakech.
Según llegamos allí un bus nos llevó a nuestro hotel. Esa misma noche salimos a pasear por el centro y a la plaza Jemma el Fna. Habíamos leído que por la noche la plaza es distinta a por el día (y tenían razón).
Era una plaza muy especial, porque no era una plaza bonita como tal, era bonita por el ambiente que había:
-Por la noche parecía una historia de las mil y una noches. Había mujeres que contaban cuentos a niños y hacían espectáculos con fuego y cadenas de medallones. Los encantadores de serpientes se tomaban su tiempo para tocar sus instrumentos mientras los vendedores de dientes (si, de dientes) amontonaban sus productos. Al fondo, una enorme columna de humo blanco salía de los puestos de comida, justo delante del laberinto de calles por las que se extendía el zoco. Y mientras el alminar de la Mezquita mayor lo contemplaba todo.
-Por el día parecía un mercado de colores y especias. Al día siguiente por la mañana fuimos a la plaza y parecía otra plaza distinta. Los vendedores de naranjas extendían sus puestos y preparaban los zumos que iban a vender. Las cuentacuentos se habían convertido en decoradoras de henna, que te agarraban la mano sin preguntar y te empezaban a dibujar las manos. Las altas terrazas eran puestos donde se servían comidas y puestos de té. Y de repente, todas las mezquitas empezaron a llamar a la oración, y el coro de voces se extendió por la ciudad.
Estas fueron las primeras impresiones, pero la ciudad tiene muchísimas cosas mas que explicar.
las explicaré en las próximas entradas.
